50.000.-Visitantes

Bienvenidos a Toda la Información.

lunes, 7 de agosto de 2017

ENIGMAS. LA MÁQUINA DE ANTIKITERA

¿Para qué sirvió la máquina de Antikitera? Aquel o aquellos que la poseyeron podían conocer gracias a este mecanismo insólito los desplazamientos del Sol y la Luna a lo largo del año. Del mismo modo, servía para localizar a Venus y Marte, además de otros astros, en la bóveda celeste, y para averiguar dónde se iban a encontrar en el futuro. Era un complejo almanaque astronómico para el cual se dispuso de conocimientos científicos de la más absoluta vanguardia. Ciertamente, a partir de Galileo la observación del cielo se convirtió en una ciencia de precisión. Pero en este caso había un problema de primer orden: la máquina fue fabricada cientos de años antes de que naciera el genial astrónomo y hereje. Cómo podía haber dispuesto de tales conocimientos sigue siendo un enigma monstruoso para el que aún no tenemos respuesta. Esta singular pieza, que hoy se conserva en el Museo Arqueológico de Atenas, fue rescatada del fondo del mar Egeo allá por el año 1900. Se encontraba en el interior de una galera del año 80 a. C. junto a ánforas, jarrones, estatuas de mármol. En un principio, lógicamente, nadie reparó en una pieza cuyo valor material era aparentemente nulo. Sin embargo, medio siglo después, el ilustre arqueólogo Dereck de Solía Price decidió investigar aquel objeto del que nadie quería saber nada. Tras limpiarlo descubrió algo insólito. Esa piedra escondía una rueda central dentada de doscientas cuarenta secciones que se acoplaba con enorme precisión a otras cuarenta ruedas también dentadas. Encontró, además, que toda la pieza estaba formada por un solo bloque. Para ello -sobra decirlo- los hombres de la época tuvieron que haber dispuesto de una tecnología muy desarrollada. No hablamos, por supuesto, de que dispusieran de una técnica propia de la era espacial, pero sí de unos conocimientos muy superiores a los que se atribuyen tradicionalmente a los hombres que vivieron en la misma época de Jesucristo. Para que la astronomía alcanzara el nivel de conocimientos astronómicos que muestra la máquina de Antikitera, tuvieron que ser necesarios mil quinientos años y muchas toneladas de piras inquisitoriales para asar vivos a aquellos hombres de ciencia que intentaron explicar cómo se movían las estrellas en el firmamento. Pero hubo alguien que, hace dos mil cien años, ya sabía todo eso. Por prudencia, quizá, sólo se atrevió a reflejarlo en este sorprendente reloj astronómico que incluso mereció un hueco en una de las revistas científicas aceptadas como tales, Scientific American. En sus páginas pudo leerse que este hallazgo «nos obliga a revisar nuestros conocimientos sobre la historia de la ciencia». Por desgracia, los lectores, la mayor parte de ellos científicos, no hicieron mucho caso y siguen cerrando sus ojos ante el desafío que supone este artefacto tan singular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario