Bajo territorio uruguayo se encuentra una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo: el Acuífero Guaraní. Tiene una enorme extensión de 1.185.000 kilómetros cuadrados, casi siete veces el tamaño del país. En litros de agua, su volumen equivale a 37 mil kilómetros cúbicos.
Esta reserva se extiende bajo los territorios de cuatro países sudamericanos: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Pese a que solo el 3,8% de esa reserva se encuentra bajo territorio nacional (Brasil está sobre el 72%) esta porción supera la cuarta parte de la superficie del Uruguay. Según distintas fuentes, en el país hay entre 300 y 400 pozos sobre él.
A causa de las lluvias, se calcula que se renuevan anualmente unos 40 kilómetros cúbicos de agua en este acuífero.
Debido a esta reserva, y a una docena de cuencas hidrográficas, Brasil cuenta con la mayor cantidad de agua dulce del mundo: el doce por ciento del total.
Consumir el agua de mar como alternativa:
Según los estudios promovidos por la fundaciones Aquamaris de España y Prodimar de Colombia, el agua de mar, que tiene una composición común al plasma sanguíneo, cuenta con todos los elementos de la tabla periódica por lo que es capaz de restituir todos los compuestos.
"El consumo diario de 500 mililitros de agua de mar, equivalente a tres vasos, ha demostrado su poder analgésico, antiinflamatorio, antibiótico y nutritivo", explicó la doctora María Teresa Ilari, especializada en medicina naturista.
Esta médica ha comprobado el poder curativo del agua de mar en enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, problemas alérgicos, diabetes, cirrosis hepáticas, gastritis y úlceras, entre otras, en estudios a 5.000 pacientes en dos años.
Aunque el tratamiento puede parecer contraproducente en aquellos pacientes que tienen contraindicada la sal, los expertos sostienen que el agua de mar tiene el cloruro y el sodio disueltos y por tanto su acción es benéfica al ser diurética. EFE.
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